SE ESCAPÓ
Faltando 5 minutos al Bohemio se le escaparon dos puntos de oro. Justo empate 2 a 2. Gran partido de Leandro Guzmán y de Arancibia. Ferreiro volvió pero desde el banco de suplentes.
Había bronca cuando terminó el partido en Villa Crespo. No el tipo de rabia como el las otras veces, en las cuales un grupo de hinchas descargaban su impotencia contra el técnico, sino la bronca de estar ahí, a cinco minutos de lograr una victoria fundamental en miras a obtener una plaza en el octogonal, y verla escapar, como agua entre los dedos, tras el inusual zapatazo de Rizzo, a los 41 de la segunda parte.
Fue más Atlanta que Chicago en el primer tiempo. A partir, más que nada, de la actitud de algunos jugadores que son pilares en este equipo, a saber: la seguridad de Llinás, la ubicuidad y la prestancia del Roly Arancibia, la actitud de Nievas, la buena tarea hoy de Martillo Ortiz, la entrega de Palisi, y el buen nivel de Leandro Guzmán en el último tramo del campeonato, amén de la buena predisposición de “ dejar todo” , a partir del mal recuerdo de aquella tristísima tarde en Tristán Suárez.
Nueva Chicago asumió la misma actitud que Defensores hace dos semanas, esperar durmiendo. Y entonces fue el local quién comenzó a llegar por las puntas. A los 2' en el primer córner de la tarde, alguien la llegó a tocar de taco ante el centro de Bianchi. Un minuto después fue Guzmán quien intentó desde afuera, pero sin dirección. Ni Solaberrieta ni Trombetta podían con el 7 bohemio que les ganaba las espaldas continuamente.
Atrás Ortiz jugaba quizás el mejor partido desde su llegada, Santos y Palisi hacían lo que sabían y lo que podían en el medio, y con eso alcanzaba para que los verdinegros pisaran poco y nada el área de Atlanta.
En cambio, fue Bianchi a los 12' y 22' quién probó al lungo De Olivera sin suerte, y Guzmán, quién al igual que con Almirante probaría de cabeza tras un centro de Marecos, que terminé con la pelota descansando sobre la parte superior de la red.
A los 30' salió por fin el tiro de la justicia. Por el lado de “Pinocho” Marecos, que desbordó por su sector y superando la marca de Barbosa lanzó un centro perfecto al solitario Matos que puso de testa el 1 a 0, justo a esa altura del partido.
No parecía peligrar el resultado, sin embargo, a los 34', un córner desde la izquierda fue alcanzado a peinar por un jugador del visitante para que Solaberrieta, sin marca alguna meta el cabezazo goleador.
El uno a uno era injusto, pero era, al fin de cuentas. Y entonces había que empezar a remar de nuevo, claro, con menos fuerzas. Fue el Torito, sin embargo, el que empezó a ser más consistente, a partir de jugadores con algo más de oficio y polenta. Y con muy poquito, llegó a los 41' mediante un centro desde el lado de De Paulo que desaprovecharía Gigena, y otra vez a los 43' a través de su buen diez Distéfano, que terminó en un córner sin consecuencias.
Los primeros diez minutos del segundo tiempo fueron de terror. Al minuto quedó solito Gigena (¿en offside?), y eligió justo la punta de Rodrigo, haciéndolo lucir al uno bohemio. A los 4' otra vez Llinás tapó el remate a gol, y los 8' la mandaron afuera en inmejorable posición. Una supremacía momentánea que explicamos por el gran bajón en la marca y en la posesión de la pelota del medio de Atlanta, en el cual Santos estaba desorientado y deambulaba, en el que Palisi perdía ante los carrileros que jugaban 15 metros más adelantados asfixiando la salida limpia y plácido que Atlanta tenía en ese sector en los primeros 45'.
Después de esos sofocones sin consecuencias, el bohemio salió de su letargo, habida cuenta también de su imperiosa necesidad de puntos. A los 10' Marecos empezó a ganarle las espaldas con su velocidad a Barboza y metió dos centros cruzados que pasaron delante de los ojos del arquero y los mediocres centrales de Chicago sin que nadie de Atlanta la tocara al gol.
A los 18', nuevamente Pinocho Marecos se la tocó a Bianchi que la alargó a Matos para que su remate final se fuese algo lejos.
Y a los 22' llegó el córner desde la derecha, Bianchi el ejecutor, un hombre que la peina y el Roly Arancibia, que de cabeza bate a De Olivera.
Chicago fue a buscar el empate, y atrás, con actitud y pierna fuerte, alcanzaba para frenar los avances del visitante en los últimos metros.
A los 32' Agüero mandó a el Mágico González y a Lucas a la cancha, en reemplazo del extenuado Guzmán y de Bianchi.
Era fundamental ganar los tres puntos, y para eso era también imprescindible meter el tercero. Y casi, casi. Porque a los 34' Lucas lo dejó solo a Matos, que se demoró increíblemente (quizás pensó que esta en offside), y terminó todo en el pecho del arquero.
Y de tanto ir y venir, y como esto es Atlanta, y por ende hay que sufrir, una pelota que quedó a 20' del arco de Rodrigo tras ser rechazada, le quedó de aire a Rizzo para que la empalara como si fuese un dios y metiera el empate.
Quedaban 5 más el descuento. A los 43' Lucas se fue por la derecha y metió el centro de la muerte, claro que faltó el verdugo que la empujara, cuando con soplarla hubiese alcanzado.
El dos a dos final le cayó bien al partido, entretenido, jugado con dientes apretados, con pierna fuerte y leal. Pero no a nosotros, a los hinchas, que empezamos a recordar nuevamente los puntos fáciles dejados con Central Córdoba, con Armenio, con Merlo, con Flandria, con Tristán, etc, etc.
Está complicada, y mucho, la clasificación. Otro hubiese sido el presente si al trabajo del cuerpo técnico, se le hubiese agregado este plus de garra y actitud que tuvieron los jugadores después del Apocalipsis en Tristán Suárez.
Por ello nadie osó, ni intentó, echar culpas sobre El Caracho cuando finalizó hoy el partido en Villa Crespo. Nadie critica a aquellos que dejan absolutamente todo aún en las peores circunstancias. Lástima que esto llegó un poco tarde, cuando se apaga la luz y se baja el telón de este oscurísimo campeonato de B Metropolitana 2008-2009.
FUENTE:www.planetabohemio.com.ar