martes, 7 de agosto de 2012

“EL DIA QUE CHICAGO ESTUVO A PUNTO DE DESAPARACER”


La tarde del 18 de Enero aparentaba ser una tarde más de un caluroso y sofocante verano.

Pero no fue así…

Aproximadamente a las 15hs de dicho día, nuevamente la tragedia deambulaba por Mataderos.

El “flamante” Presidente Antonio Fusca a poco más de un mes de hacerse cargo de la presidencia, comenzaba a amigarse con el “poder” (recordemos que había asumido el Martes 13 de Diciembre, una fecha no apta para supersticiosos) y por su “cabeza” se cruzaba la brillante idea de “pacificar la familia de Chicago”, subestimando de manera inentendible lo delicada que era la situación.

La euforia del triunfo en las elecciones lo encegueció, los obsecuentes que lo rodeaban le hacían perder de vista una realidad dura que se avecinaba (los mismos obsecuentes que luego le dieron la espalda).

Era el sueño de tantos años cumplidos “Fusca Presidente”.

Fue un largo camino para llegar, pero a la vez, su propia impericia hizo que el paso fuera fugaz…tristemente fugaz.

Lamentablemente a poco más de un mes al frente de Chicago bastaron para que quede en las páginas más lúgubres de la historia.

Situémoslo un poco en el tiempo, recordemos aquel momento fatídico.

Un muerto, un herido de arma blanca dentro de un hospital público (dicho herido luego sería el segundo fallecido).Todos los medios nacionales haciéndose eco como principal noticia de la tragedia que una vez más azotaba a Chicago.

Grabaciones de Fusca diciendo con total desparpajo: “La seguridad me chupa un huevo” , como si esto fuera poco integrantes de la Barra de “Los Perales” afirmaban y afirman hasta el día de hoy que fueron llamados por teléfono para acudir a la reunión por el propio ex Presidente.

La frase nefasta de Fusca, lo sucedido en el Santojanni (de público conocimiento), la muerte de Agustín y la presión mediática hicieron tambalear a los entes de seguridad de la Nación y del Gobierno de la Ciudad (recordemos además que este tema profundizó más la lucha de poderes que ya se venía sosteniendo).

Es por eso que el mismo 18 de Enero la Ministra de Seguridad de Argentina, Nilda Garré ordenó la intervención del Club Atlético Nueva Chicago (Asociación Civil). Por supuesto la inspección general de Justicia (I.G.J) fue una de las herramientas de dicha intervención.

Se vivían horas dramáticas donde el pánico y la incertidumbre reinaban.

Chicago estaba intervenido y a punto de desaparecer.

El día siguiente era clave para el futuro de la institución, pero la condición y las directivas de los organismos de seguridad eran claras: Antonio Fusca debía dejar su cargo.

La presión para que el entonces presidente renunciara era insostenible y de ahí surgía otro interrogante…

¿Quién asumiría la responsabilidad de tomar las riendas del club que a esa altura estaba en llamas?

Después de algunos sondeos, el “hombre indicado” sin dudas tenia nombre y apellido: Sergio Ramos (un empresario que reunía el consenso de propios y extraños), Ramos quien ocupaba el cargo de Vicepresidente 1º, antes de aceptar, dudó, superado por los acontecimientos e impuso condiciones antes de asumir su cargo (una de las más importantes fue que Fusca no renunciara y si pidiera licencia por tiempo indeterminado, ya que de esa manera el por entonces ex presidente no podría eludir las responsabilidades que correspondiesen por lo sucedido).

El tiempo corría y el futuro de Chicago como Asociación Civil, peligraba, el gobierno presionaba y el miedo no dejaba pensar con claridad.

El 19 de enero del 2012 entre las “llamas del infierno”, debía realizarse la reunión de Comisión Directiva solicitada por las autoridades del gobierno.

El temor y la incertidumbre reinaban, pero existía un solo camino y sin retorno, Antonio Fusca a poco más de un mes de su asunción como presidente de Chicago, ya era parte del pasado político del club.

En la democrática reunión mencionada y vale aclarar, con la supervisión de un enviado del ministerio del interior y otro de la I.G.J, debía llevarse a cabo la salida del presidente saliente y la confirmación de que a partir de ese momento manejaría las riendas de la institución, estamos hablando de Sergio Ramos.

Apenas finalizada la reunión y al filo del límite de tiempo determinado por la “intervención”, todo lo ocurrido quedó reflejado en el acta 569.

Lo que queda para la anécdota fue que en ese momento, un socio de Chicago (hasta el día de hoy anónimo) fue el encargado de llevar una nota dirigida a la ministra Garre notificándole la novedad, además de la histórica acta Nº569, ya que los tiempos se acortaban.

A partir de la llegada de dicha nota en donde quedaba especificada la licencia por tiempo indeterminado de Fusca, el club recuperaba la institucionalidad que había perdido 24hs antes.

Lo curioso es que todo esto pasaba mientras que la gente ignoraba que en esas dramáticas horas entre el 18 y 19 de Enero se convirtieron en “el día que Chicago estuvo a punto de desaparecer”.








NACHO DE TOMMASO