“LA ETICA ES RELATIVA”

Una de las novelas del verano fue la llegada de Ezequiel Petrovelli a Chicago, un futbolista que pretendían varios clubes, inclusive de la “B” Nacional, pero Petrovelli nunca dudó y cumplió su deseo personal de calzarse la “verdinegra”.

Pero claro, esto trajo aparejado que Central Córdoba, su club de origen, pusiera el grito en el cielo.

El eje del conflicto es que el jugador tenía un contrato vigente con la institución Rosarina. El tema es que dicho contrato carece de validez para la AFA y Agremiados a partir del descenso de “el Charrua” a la Primera “C”, categoría considerada amateur para los entes del fútbol.

Y a partir de todo lo antes expuesto surge un dilema, un dilema que se divide entre lo legal y lo ético.

Desde el punto de vista legal Chicago tiene todo el derecho porque la ley lo ampara.

Desde el punto de vista ético el tema se torna más que discutible.

Que pasaría si mañana la AFA decidiera que la “B” Metropolitana debe ser amateur y algún club de Primera división aproveche esa situación para soplarle algún jugador a Chicago? (ejemplo: Godoy Cruz vino a buscar a Carboni y quiso resarcir al club pero el convenio profesional que tiene con Chicago lo impidió).

Por eso y más allá de las desprolijidades y desorden de Central Córdoba, tenemos que ponernos en el lugar de ellos y pensar si tanto escándalo valió la pena.

De hecho el “Caso Petrovelli” sentó un precedente y a partir de ahora a cualquier club de primera “C” que le birlen un futbolista tendrán que abonarle un resarcimiento económico, tal como lo va a hacer Chicago con su par Rosarino.

Seguramente Petrovelli si no hubiera llegado a Mataderos de cualquier manera hubiera sido otra institutcion, pero queda claro que nadie orina agua bendita y los dirigentes de Chicago tampoco, ni siquiera los que casi con fanatismo levantan la bandera de la ética como carta de presentación.

Decido en esta editorial no hacer un juicio de valor sobre lo sucedido pero este caso reafirma una vez más que la ética es relativa según el momento y la conveniencia de cada uno.

NACHO DE TOMMASO