martes, 27 de abril de 2010

Barras de Chicago , en el ataque de la Feria del Libro

Fueron parte de la patota que quiso impedir un acto por un libro crítico con el INDEC. También se vio a punteros del kirchnerismo. Desde el propio Gobierno rechazaron el hecho.

El 24 de octubre de 1981 la barra de Nueva Chicago fue presa por cantar la marcha peronista en la cancha. La libertad de expresión, en plena dictadura militar, era un delito que se penaba con cárcel. Casi treinta años más tarde, la barra de Nueva Chicago irrumpió en la Feria del Libro para acallar voces diferentes al discurso oficial sobre el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, en la presentación del libro "Indek, historia íntima de una estafa", del periodista Gustavo Noriega.

Fue el domingo a la noche, en pleno acto académico y se ocuparon, claro, de que su presencia se hiciera notar ante las cámaras: volaron sillas y algún que otro custodio privado de la Feria terminó en el piso. El grupo tenía una cabeza visible: el hijo de Gustavo Ochoa, secretario general de la Asociación del Personal del Mercado de Hacienda, un lugar en el que pisa fuerte un hombre clave del armado K, el secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno.


Algunos dicen que los barras prestaron el mismo servicio combativo de los ochenta en pos de una causa nacional y popular. Otros, más lúcidos, simplemente se ríen de cómo se ha transformado la historia.

Las imágenes no dan lugar a dudas: la fracción Los Perales de la barra de Mataderos estuvo al frente de la agresión. Los mismos que fueron investigados por el crimen de Marcelo Cejas, hincha de Tigre asesinado en un partido con Chicago en 2006. La relación de los violentos del Torito con la política viene de mucho tiempo atrás y en la última época han hecho buenas migas con los punteros K.

Los líderes del barrio son Javier Miranda y Ariel Pugliese. El primero trabaja en el INDEC de Moreno, con un contrato registrado bajo la modalidad 048. El segundo, alias Gusano, tuvo un contrato temporario y es ducho para lo que guste mandar: fue el hombre que apareció como custodio de la AFA para Lionel Messi en su último viaje a la Argentina. La propia titular del INDEC Ana María Edwin admitió ayer que gente de ese Instituto podia haber estado entre los violentos del domingo a la noche (ver "Detenidos sin nombre...")

Miranda y Pugliese mueven a la gente del barrio Perales, ubicado detrás de la cancha de Chicago, y responden políticamente a Andrés Rodríguez, secretario general de UPCN, un gremio que ha nutrido sus marchas con varios barras del equipo de Mataderos, muchos de los cuales revistan con contratos de baja monta en el Ministerio de Industria y en Comercio.

A nivel barrial, todos indican como sus referentes a Roberto Vila y Fabián Ochoa. ¿Quiénes son? El primero era un hombre muy cercano a Cristian Ritondo, hoy político de peso en el PRO, que fue secretario general del club durante la presidencia de Tito Guerra, hombre pesado en el mundo de los matarifes. En aquella aventura como dirigente, Vila terminó con una denuncia del padre del jugador Emanuel Ruiz, quien aseguró haberle dado 30.000 pesos para que su hijo jugara de titular. Y si el DT de entonces, Alberto Márcico, no lo ponía, parte de ese dinero sería destinado a la barra para que presionara a que se lo incluyera entre los mismos. Márcico no lo puso y se fue del club denunciando que con la anuencia de un dirigente, la barra lo apretó con armas de fuego.

Vila, que supo hacer buenas migas con el PRO (se lo vincula al lucrativo negocio de venta de combustibles para los vehículos de la Dirección de Emergencias de la Ciudad) se pasó a las filas del kirchnerismo tiempo atrás, cuando Ritondo entendió que para su proyección política, la vinculación con la barra le traería más problemas que beneficios.

Por su parte, la Asociación del Personal del Mercado de Hacienda que comanda Fabián Ochoa fue siempre un lugar sospechado de ser refugio de la fracción Los Perales de la barra de Chicago. De hecho, el hijo de Ochoa lideró el domingo el escrache contra Gustavo Noriega. Un simple periodista que escribió un libro sobre cómo se desarrolló el INDEC en los últimos años, sin pensar que una conjunción de barras y sindicalistas K iban a unirse para intentar censurarlo, montando un escándalo de magnitud, nada menos que en la prestigiosa Feria del Libro.

fuente:CLARIN( Gustavo Grabia)